sábado, 26 de enero de 2008

TRES EN UNO: METÁFORA DEL MUNDO EN QUE VIVEN... MUCHAS PERSONAS

Parque del Retiro, doce del mediodía, en una zona de juegos infantiles: fotografío con mi teléfono móvil esta escena que me parece una metáfora perfecta del mundo en que... viven muchas personas.Pero hombre, ¿pasear al niño en el carrito, hablar por teléfono y hacer jogging... ¡a la vez!? ¿Es una forma como cualquier otra de ocupar la mañana del sábado? ¿Una nueva moda? ¿Con quien estaría hablando, que parece más importante que atender al niño? La verdad es que el tío tiene mérito, pero... ¡estás más enganchado al móvil que Karmele a su piedra en "Supervivientes"!
Este "tres en uno" me dejó perplejo. Por un momento pensé que las tres acciones eran inseparables, que no era concebible que un hombre hablara SÓLO por el móvil, o hiciera SÓLO ejercicio físico, o diera SÓLO un paseo con su niño. Después de hacer la foto, me froté los ojos, pero ni estábamos en 2050 ni había sido un espejismo de invierno.
Mira que el Ayuntamiento de Madrid aconseja no hacer deporte estos días porque el aire está más envenenado que nunca... pues nada, "tres en uno". En la foto no se nota, pero llevaba una sudada encima...

Mientras revisaba la pantalla del Nokia para comprobar si había salido movida la foto -esta vez no, bien por mi pulso-, escuché una voz proviniente de la zona del tobogán: ¿Quién dijo que los hombres no somos capaces de hacer más de una cosa a la vez?

Pasaron unos segundos, y fue entonces cuando pensé en el bebé que ¿reía, lloraba, dormía en el carrito?.

Antes de irnos a comer una paella, escuché en la zona de columpios dos frases que acentuaron mi perplejidad:
-una mamá a su hija: Matilde, deja los juguetes a la niña... tienes que aprender a negociar... (¿quiso decir "compartir"? Me parece que no)
-un papá a su hijo: David, no llores, que llorar es de perdedores... (¿quiso decir "seres humanos"? Me parece que no)

Entonces, el hombre del móvil, el carrito y la ropa sudada me pareció... un ciudadano normal.

10 comentarios:

Cacana dijo...

¿Y no llevaría al perro?.
Bueno móvil y escuchar son dos actividades que tiene una interrelación, así que menos lobos.

Anónimo dijo...

MUY BUENA FOTO. AHORA MISMO ESTABA PENSANDO YO EN SALIR A CORRER CON MI PERRO, MI SUEGRA Y MI NINTENDO

Anónimo dijo...

magnifico ejemplo de la vida pervertida en las grandes ciudades.
donde yo vivo es impensable algo así.
enhorabuena por la perspeicacia y por tener los ojos abiertos. buen blogger

Unknown dijo...

Imagínate como iba el niño: flipando en colores de ver a la ciudad a toda prisa desde el carrito, sin cansarse. !Eso si que es vida!

Anónimo dijo...

seguro que no disfrutó de nada: ni de pasear al niño, ni de hacer futin ni de hablar por telefono.
qué pena de hombre: ¿hará el amor, planchará una camisa y freirá un huevo a la vez?

Alfonso Saborido dijo...

A lo mejor lo que pasaba es que había olvidado al niño, e iba llamando a su mujer para preguntarle si estaba en casa o si se le había perdido jeje...
ay... recuerdo una frase que escuché una vez en un bar. Un matrimonio de maestros (sabía que eran maestros, no porque se les notara) estaban comiendo una tapa. Cada cual con El País él, y el suplemento, ella, muy progresistas los dos. Tienen un niño al lado más aburrido que una ostra. Le dice el niño al padre refiriéndose a una foto del periódico: mira papá.. corte del padre y respuesta: Existe la calle para jugar. Y el niño cogió y se fue.

Anónimo dijo...

Muy bueno lo de Carmele, vivimos en un mundo de locos.

Anónimo dijo...

Me parece increible pero cierto que a dia de hoy todavia nos veamos ligados a tantas actividades. Lo curioso de todo esto es la soltura y la poca atención que le presta al niño.
Al final se cumple el dicho de que el hombre no es más que una máguina o herramienta del siglo xxi. Somos esclavos de la rutina y ni tan siquiera dejamos tiempo a nuestros familiares.

Anónimo dijo...

buena foto, si señor

Anónimo dijo...

El otro día vi un hombre de unos 50subiendo en bici un monte que a pie cuesta una buena hora. Iba asfixiado pero seguía y seguía, a pesar de la cuesta arriba y de las piedras en el camino. Delante de la bici iba su perra con la lengua fuera y peor que él, la cadena atada a la bici y tirando del hombre. Cuando nos vio se le notó un poco azorado por la situación (al hombre) y dice: "¡madre mía, qué calor... y cuántas piedras...!"... el caso es que a los pocos segundos se bajó de la bici y continuó la subida andando. La perra creo que nos miró agradecida por aparecer providencialmente... Los desvaríos de esta nueva sociedad también se han ido al campo, aunque es cierto también que en los parques de los pueblos de la sierra se oyen consejos más "de toda la vida" a los niños: comparte juguetes, etc.

Bueno. Lo de los comentarios en el