miércoles, 23 de enero de 2008

MUERE UNO DE LOS ACTORES DE BROKEBACK MOUNTAIN

El actor australiano Heath Ledger ha sido hallado muerto en su apartamento de Manhattan. El cadáver fue descubierto por el conserje de la finca. Se investiga la posibilidad de que haya sido una sobredosis de somníferos.
Ledger inició su carrera cinematográfica en 1999. En 2005 le llegó el reconocimiento internacional con su papel en la extraordinaria película "Brokeback Mountain", de Ang Lee, donde interpreta a un vaquero de un rancho en Wyoming que mantiene una relación sentimental a lo largo de veinte años con otro a vaquero, interpretado por Jake Gyllenhaal. Su interpretación le valió la nominación a mejor actor en los Oscar de 2006, aunque la estatuilla finalmente fue para Philip Seymour Hoffman por su trabajo en "Capote".
Heathcliff Andrew Ledger nació el 4 de abril de 1979 en la ciudad australiana de Perth. Tenía una hija con la también actriz Michelle Williams, a quien conoció en el rodaje de "Brokeback Mountain", donde precisamente interpretaban a un matrimonio y con la que estuvo unido sentimentalmente durante tres años.
Su último trabajo fue el papel del Joker en la nueva entrega de Batman, titulada The Dark Knight, del director británico Christopher Nolan, que se encuentra en plena post-producción.
SIEMPRE LE RECORDAREMOS COMO ENNIS DEL MAR

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me impresionó mucho aquella película, esa relación tormentosa entre los dos vaqueros, Jack Twist y Ennis del Mar. La impotencia, la desesperación, el silencio... todo, tan auténtico, tan cercano, a pesar de que la acción se desarrrolla en otro tiempo y en otro lugar.
Una pena.
Pero el turbio Ennis sólo podía tener un final. En la realidad y en la ficción. Ahora ya es un símbolo para tod@s nosotr@s.

Anónimo dijo...

Leido en www.dosmanzanas.com:

Y ahora te vas, coges tu caballo y te vas, dices hasta mañana y te vas, y yo sé que ya no hay más mañanas, que desde ahora el tiempo se ha metido en uno de esos bucles o estrangulamientos topológicamente posibles y que no parará de dar vueltas sobre este momento, y ahora coges tu caballo y te vas, y yo aún siento tu calor en mi espalda, tu canción de cuna aún suena en mis oídos, y sé que has repetido conmigo el único momento de amor que has conocido en tu vida: el abrazo de tu madre acunándote por las noches, pero tu madre ya no está: ahora yo soy tu niño y me cantas tú a mí, y ahora coges tu caballo y subes a la montaña y te vas, y yo te sigo con la mirada desde aquí, delante de la hoguera, intentando prolongar hasta siempre este momento, porque sé que si respiro, si pestañeo, si bajo la mirada, te habrás ido para siempre, y ya casi no te veo porque cabalgas como el rayo, vaquero, y como el rayo te vas, y recuerdo a aquel mendigo borracho que muerto de hambre cantaba “la sangre de Cristo jamás me falló hasta ahora…”, y me siento también como un mendigo borracho y muerto de hambre (borracho de ti y con hambre de ti, saciado y sediento de lo mismo) pero es a tu abrazo al que me agarro, será tu firme abrazo de hombre el que no me fallará, el que me confortará cuando ya no tenga nada, cuando te eche tanto de menos que no lo soporte, cuando sólo me quede un último respiro me agarraré a tu cálido abrazo, y recordaré las caricias de tus manos en los botones de mi camisa, el suave roce de tus labios en mi cuello, el fuerte apretón de tu cabeza contra la mía, la caricia de tus rizos rubios, y ahora ya no veo tu caballo y ya te has ido, y respiro y pestañeo y todo acaba.