miércoles, 3 de octubre de 2007

ESTAR "LOCO" LE LIBRA DE LA CÁRCEL

El referendum de Ibarretxe, la quema de fotos del Rey, la letra (o no) del himno nacional, los cheques-bebé del Gobierno, la insensata oposición "martillo-pilón" del PP... en las teles, en las radios y en los periódicos se dedica tiempo y espacio a los grandes temas de la actualidad. Pero... ¿y en la calle?.
Hoy he realizado varios recorridos en Metro por Madrid, he tomado dos cafés y dos cañas en cuatro bares distintos, y la verdad es que la noticia de la que se hablaba era del juicio y la sentencia de once años de internamiento en un centro psiquiátrico penitenciario para el joven que empujó a las vías del Metro a Miriam Alonso, quien sufrió la amputación de la pierna izquierda.
Ha sido absuelto penalmente por considerarse la eximente completa de anomalía psíquica. El acusado padece esquizofrenia paranoide con ideas delirantes y alucinaciones que anulan su capacidad cognitiva y su capacidad de controlar sus impulsos... aunque la sala señala que Jorge Ramos "tenía capacidad mental para decidir ejecutar su plan y para discernir el modo de ejecución (...) y alcanzaba a comprender el significado de lo que había hecho, porque inmediatamente después fue a entregarse a quién él creía un policía confesando lo que había hecho". Los magistrados creen que sólo en una institución cerrada y con vigilancia es posible una supervisión seria del imprescindible tratamiento que debe de seguir, ausente en los meses anteriores al suceso. El Ministerio Público retiró la petición inicial de siete años de prisión por un delito de intento de asesinato, al serle aplicada la eximente completa de enajenación mental. Resumen, un intento de asesinato que se transforma en un instante de enajenación de un enfermo. Así es el ordenamiento jurídico español, y hay que respetarlo.
Claro, que Miriam no lo entiende: le parece "un poco fuerte" que sólo hayan impuesto once años a alguien que -ella está convencida (y quién no)- intentó matarla. Claro, que Miriam no tiene garantía de solvencia del acusado, que debe indemnizar a la familia con 650.000 euros. Claro, que Miriam ha quedado condenada para siempre.
Es normal que Miriam esté decepcionada por el fallo judicial. Los parroquianos de un bar de mi barrio daban una vuelta de tuerca y se lo tomaban a chufla, sin entender en demasía los vericuetos de las pruebas periciales que han hecho variar el desenlace del juicio.
En el Metro hay mucho friki. Pero frikis frikis. Y dan miedo.
A veces, asusta viajar en los vagones, y no digamos esperar en los andenes. Yo estoy con mil ojos, por si de pronto a alguien se le ocurre empujarme a las vías. Algún enfermo mental que viaja solo en Metro.

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