Es el momento de sentarse junto a las víctimas -los heridos y los familiares de los fallecidos- y escuchar la voz de la justicia. La respuesta del Estado de derecho a su dolor. A sus incertidumbres. Es el momento de proclamar la victoria del 11-M sobre el 14-M, la victoria definitiva, porque con demasiada frecuencia en estos años hablar del 11-M ha sido hablar del 14-M. El 14-M se instaló en la memoria colectiva y llegó a anular el 11-M. Dejó de importar el drama de las víctimas, ahogado por la trifulca política.
Es el momento de que España recupere la cordura.
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