Hace unos meses, Lorenzo Milá abandonó la comodidad que proporcionan la calefacción (o el aire acondicionado) del plató de Torrespaña en Madrid para embarcarse en su segunda etapa como corresponsal de TVE en Washington. Cuando Lorenzo habla, "sube el pan", como suele decirse: su credibilidad está fuera de duda. Creo que, liberado del corsé del Telediario (me refiero al político, no al técnico, Lorenzo es un comunicador nato), su credibilidad es mayor.
No sólo cuenta historias desde una azotea con el fondo de la Casa Blanca. Sus crónicas nos trasladan -como el otro día- la fiebre colectiva de la Superbowl, o -como ha ocurrido hoy- los efectos de la nevada en la capital de EEUU de la mejor forma posible: pisando nieve en una calle desierta, pasando frío pero sin temblarle la voz, al estilo de los reporteros que recorren España y se llenan de barro o de nieve hasta la rodilla si la ocasión lo requiere. Sólo ante el peligro, sin maquilladora ni regidor ni editor ni autocue ni nada. Como uno más. Y eso le honra.
1 comentario:
Coincido plenamente con lo que dices, Fernando: he visto la crónica de Milá en TVE y me ha parecido estupenda.
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