El padre y el hermano de Felipe Massa se abrazaban, y abrazaban a los miembros del equipo Ferrari... expresaban una alegría inmensa, una emoción aún mayor por inesperada. Creo que todos compartíamos esa felicidad, después de que la lluvia trastocase el Gran Premio de Brasil a diez vueltas del final. La parada en boxes para cambiar neumáticos dejaba fuera del título a Lewis Hamilton.
De pronto, miradas de la familia Massa a los monitores, y esos rostros exultantes quedaban congelados. Petrificados. En la clasificación aparecía en quinto lugar HAM. Hamilton. Apenas unos segundos antes, iba sexto. Iba a entrar sexto. Matemáticamente, el piloto brasileño era campeón del mundo. Hamilton perdía por segunda vez el título en la última carrera. Pero en apenas unos segundos (la subida a meta, una curva, y unos metros más) Hamilton ha logrado su objetivo de toda la temporada.
Opino que lo mereció tanto como Massa. Sólo les ha separado un punto. Cometieron errores y ganaron carreras (Massa ha ganado más y ha logrado más segundos). Me ha dado pena que una victoria significase una derrota. Pero las carreras, como ha dicho Massa al final, son así.
Me alegro mucho de la gran carrera que nos ha brindado Fernando Alonso -el año que viene, con la nueva normativa, será campeón, estoy convencido-. Gran retransmisión del equipo de Telecinco, que a partir del año que viene veremos en La Sexta. Enhorabuena.
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