Coincidí con José Saramago muchas veces, en muchos actos públicos y no tan públicos. Su lucidez y su compromiso siempre han sido -para mí- ejemplo y guía. Mucho más ahora, cuando nos deja huérfanos de sabiduría, huérfanos de coherencia, huérfanos de compromiso con los que sufren.
Nunca olvidaré el documental titulado "La vida según Saramago", que dirigí para Canal Plus el año en que recibió el Premio Nobel de Literatura. Recorrimos con José algunos de los escenarios que formaron parte de su vida: su Azinhaga natal, Lavre y, por supuesto, diferentes localizaciones en Lisboa, además de Beja y Évora, donde los portugueses le tributaron emotivos homenajes. El rodaje se completó en el estudio del pintor Pinto Coelho en Madrid y en la casa de José en Tías (Lanzarote), donde compartimos inolvidables horas junto con su esposa y sus perros.
En estas tristes horas para la literatura y para la ética, todos los medios de comunicación se hacen eco de su fallecimiento y evocan su trascendencia en las letras hispano-portuguesas. Destaco, por ejemplo, este comentario de Dario Fo:
"Hoy que José no está, a mí me falta todo, me han arrancado un trozo de vida, un amigo que nunca se ha rendido, que siempre se ha mantenido integro y de pie en el medio de la batalla".
3 comentarios:
Se ha ido uno de los grandes, pero sus libros no :) eso es lo bueno que tiene el ser escritor.
Dices que "En estas tristes horas para la literatura y para la ética, todos los medios de comunicación se hacen eco de su fallecimiento y evocan su trascedencia en las letras hispano-portuguesas." Y es cierto, en términos generales.
Como siempre ocurre en estos casos, hay quien no pierde la oportunidad "de meter mierda" (perdón por la expresión). Es el caso de un artículo publicado en Libertad Digital, donde incluso cuestionan los motivos por los que recibió el Nobel "Siendo buen novelista y de izquierdas era casi inevitable que recibiera el Premio Nobel de Literatura".
Es una pena que en este país no seamos capaces de dejar la ideología a un lado en momentos como estos.
Me he enterado con días de retraso de la muerte de Saramago. Yo no tuve la posibilidad de conocerle, por más que tuve la fortuna de saludarle un día en un aeropuerto y agradecerle todo lo que nos había dado: vida y belleza.
Un fuerte abrazo desde Burkina.
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