Si estás en Madrid -o vas a venir en los próximos días- para ver "Esto es la guerra: Robert Capa/Gerda Taro", te recomiendo la lectura de mi libro "Gerda Taro, fotógrafa de guerra", en el que encontrarás las claves de la relación que mantuvieron Robert Capa y Gerda Taro, y también las claves de su trabajo fotográfico. La exposición se montó por primera vez en Nueva York en 2007, y pasó por Londres -ahí la vi yo el año pasado- y Barcelona. Ayer se inauguró en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
La verdad es que estos días he recordado a la "pequeña rubia", como se la conoció durante su paso por España entre agosto de 1936 y su muerte, el 26 de julio de 1937. En días como hoy, y tras vivir el Congreso Internacional de Escritores Antifascistas en Valencia, salia camino del frente de combate -en las inmediaciones de Madrid- con la esperanza de lograr su "foto definitiva", la foto que la catapultara a la cima del éxito. Hizo muchas fotos del frente de Brunete, cuando, en una ofensiva postrera, el Ejército republicano recuperó posiciones. Pero era un espejismo. La superioridad militar del ejército franquista era grande. La propaganda ocultaba esta realidad para no desanimar ni a los combatientes que defendian Madrid ni a los periodistas internacionales. Gerda regresó al frente el 25 de julio -cuando ya la batalla estaba perdida- y en un movimiento de retirada un tanque la atropelló mortalmente.
Hasta ese instante, había hecho muchas fotos. Logró tener una mirada propia, independiente de Capa. De muchas de esas fotos hablo en mi libro. Muchas de esas fotos regresan ahora al lugar donde se tomaron. A Madrid. La ciudad con la que tanto se identificó Gerda.
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