Otra imagen emotiva de estos Juegos. Esta vez no se trata de lágrimas desde lo alto de un podio. No es la alegría por la victoria, por el oro, por la plata o por el bronce. Es otro tipo de alegría.
La gimnasta Almudena Cid ha competido en cuatro Juegos Olímpicos, aunque nunca ha logrado medalla. Hoy, al finalizar su ejercicio de cinta, ha llorado y ha besado el tapiz del pabellón donde se disputa su especialidad deortiva. Era el adiós de una gran competidora, que hoy se retiraba de la competición olímpica.
Claro que después del llanto -supongo que habrá echado la vista atrás y habrá pensado en lo mucho que le ha costado- los jueces -y el destino, creo yo- le han dado el último regalo de su trayectoria como gimnasta de élite. Ha metido la cabeza en la final. Su cuarta final olímpica.
No ganará, pero a sus veintiocho años puede considerarse una mujer afortunada. Te admiro, Almudena.
Reseño también el mérito de otra gran deportista: Sheila Taormina.
Es la primera atleta que compite en tres deportes diferentes: natación en Atlanta; triatlon en Sydney y Atenas y pentatlon moderno en Pekín. No está mal.
1 comentario:
Ke pena k s'acaben los juegos. Me encanta tu blog. Enhorabuena
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