viernes, 13 de abril de 2007

SOBRE LA "ESTRICTA LITERATURA"

Agradezco sinceramente el interés mostrado por uno de los críticos "estrella" del suplemento "El Cultural" de "El Mundo" hacia "Contraseñas íntimas", a la que dedica una página entera en el último número. Que un Catedrático de Literatura con sobresueldo de crítico dedique parte de su valioso tiempo a decidir por dónde hinca el diente y destroza un libro merece todo el respeto. Si la ha leído -cosa probable, dado que suele reprender a los autores señalando incluso la página en que son cometidos los pecados mortales que al crítico tanto indignan-, doble agradecimiento. Para una persona que publica, el mejor premio estriba en que el lector llegue al último renglón. Y más si es un crítico "de postín".

Lamento, sin embargo, que no le haya gustado. Lamento que no haya descubierto la hondura psicológica de los personajes, su viaje interior, sus tribulaciones, su humanidad imperfecta.
Siento que no haya apreciado el trabajo minucioso y extenso de reconstrucción de una época, que el crítico reduce a "datos irrelevantes". Si uno lee con atención, contrariamente a lo que afirma, resulta que esa apasionante España en cambio añade densidad a los hechos narrados y a los personajes e influye directamente en el nudo y en el desenlace de la trama. Quizá lo que ocurre es que probablemente el catedrático no tiene la capacidad de colocarse en la piel de un guardia civil, y mucho menos, en la piel de los jóvenes de veinte años, como los estudiantes universitarios a los que mira desde su atalaya o como Tobías, el protagonista de la novela, llenos todos de ganas de comerse el mundo, de emborracharse de vida. Por eso "no pilla", como dice mi sobrina (perdón por el sacrilegio). Esa incapacidad y falta de empatía -propias de quien vive instalado en el pedestal de la sabiduría anacrónica- limitan y ciegan su análisis. Una cátedra puede parecer el centro del universo, pero no lo es.

"Demasiada crónica y poca novela". ¿Acaso no hay novelas que sean crónicas de una época? Arriesgado reduccionismo. "Mucho periodismo y escasísima invención". Lamento que no haya encontrado diferencias de estilo e intencionalidad respecto a "El látigo..." y "Gerda Taro...", libros, estos sí, cargados de periodismo, de realidad.

Lamento que no le guste mi prosa. Lamento también que me aplique la vara de medir que usa para analizar a Unamuno. Pero me alegro de que me coloque lejos del "territorio de la literatura estricta". Efectivamente, usted defiende la literatura estricta. Se ha retratado con precisión. Hooligan del purismo, como un vociferante y siempre insatisfecho aficionado del Tendido 7 de las Ventas, absolutamente convencido de poseer la verdad absoluta. Lamento que su dogmatismo excluyente -así me han definido autores mucho más conocidos y prestigiosos que yo su forma de comportamiento- haya encontrado un chivo expiatorio en mi novela. Lamento que, acostumbrado a recibir y leer los mismos libros de los mismos autores durante muchos años, no se anime a indagar en "otra literatura", que se escribe y publica desde la misma honradez que la de los clásicos a los que tanto venera y prologa. (http://www.elcultural.es/scripts/foro.dll/VerConver?IDCONVER=19597)

"Manoseado, contado mil veces, carente ya de interés"... Lamento que usted, "temible" crítico, sepa de todo, aunque... "a estas alturas de la historia de la cultura humana, la gracia no estriba tanto en inventar nuevas técnicas como en explorarlas de formas que no se hayan hecho antes." (http://www.papelenblanco.com/2007/01/02-84)

Me gusta la crítica independiente. Respeto las opiniones ajenas. Acepto las críticas porque estoy entrenado. Pero aquel tiempo en que los críticos eran omnipotentes y no se podía rechistar porque pontificaban cada vez que publicaban se extinguió. Ahora, por suerte, todos podemos expresarnos. El crítico en cuestión tiene su página -bueno, el huequito semanal que le deja Pedro J.- y la usa para lo que cree oportuno. Yo tengo la mía -la que me presta Blogger- y también la uso.

Gracias, de nuevo, por el guantazo. Por su fiero toque de atención. Por hincarme su colmillo retorcido en mis pobres carnes. Por ponerme en solfa en público. La verdad, aquí exagero, porque me dicen quienes saben de este negocio (más negocio que literatura, no lo olvide, estimado crítico) que los lectores no leen las críticas literarias. Si ha pretendido lanzarme el guante, acepto el desafío. Eso sí, le invito a que lea "Gerda Taro...", aunque no soy muy optimista. Probablemente no le interesa nada que no sea "literatura estricta", ni en la vida ni en el mercado editorial. Del que usted vive, por cierto.

Me satisface que no haya encontrado fallo gramatical alguno. Al menos, en eso, he salido bien parado. Pero lo que más me satisface es que, de los lectores que han disfrutado con la lectura de "Contraseñas..." -cuyas opiniones son tan válidas o más que la suya- sólo recibo felicitaciones y ánimo para seguir escribiendo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya era hora d k alguien plantara cara a los kritikos.
Enhorabuena, y no te preokupes. Las critikas de libros no se leen.