No soy ni un gran experto ni un gran aficionado a las motos, pero hoy me he enganchado a la retransmisión de las carreras desde Jerez. Ha sido un gran espectáculo deportivo y de televisión. Deportivo, por el triplete español -victorias en 125, 250 y MotoGP-; televisivo, porque, en la prueba reina, la emoción ha ido in crescendo y se ha mantenido hasta la última vuelta, cuando Jorge Lorenzo ha rebasado a Dani Pedrosa y se ha alzado con la victoria unas cuantas curvas después. Apenas unos metros antes, habían llegado a tocarse, pero no se han caído.
La trepidante narración de los comentaristas especializados de TVE -como en el caso del equipo de la Fórmula 1 en La Sexta- ha añadido vértigo a la, ya de por sí rapidísima, prueba de MotoGP. Las minicámaras situadas en las motos -como las que van en los monoplazas de F1- proporcionan al espectador otra perspectiva del circuito y de las incidencias de la carrera.
Hoy, además de la celebración habitual de Lorenzo -clavar una bandera en el circuito-le hemos visto lanzarse a un estanque, con mono y casco. Que se generen imágenes nuevas y espectaculares en retransmisiones deportivas siempre es de agradecer. Más aún en un deporte que proporciona muy buenas audiencias, incluso cuando se disputan en prime-time. Lástima que el adelantamiento de Lorenzo a Pedrosa haya sido en horario de mediodía, con mucha gente fuera de casa celebrando el Día de la Madre. Habría merecido alzarse como el "minuto de oro" -el minuto más visto- del domingo.
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