Los cuatro goles del futbolista del Barcelona Leo Messi -que han eliminado al Arsenal de la Liga de Campeones- han recibido ya a esta hora tal cantidad de adjetivos calificativos en la prensa mundial que sobra cualquier comentario. Me quedo una vez más, por su brillantez, con la crónica de Ramón Besa en EL PAÍS. Comienza así:
Messi apenas habla y cuando abre la boca no siempre se sabe lo que ha dicho. La revista norteamericana Time ni siquiera le ha incluido en la lista de los 200 personajes más famosos del mundo porque se supone que no tiene gancho mediático para competir con figuras como Tiger Woods. Tampoco se pone el brazalete porque las funciones de capitán le distraerían de su condición de futbolista: nadie se le imagina firmando el acta arbitral ni sorteando el campo. A Messi sólo le gusta jugar a fútbol y marcar goles. No tiene envoltorio.
Fíjate de qué manera resume el partido en dos frases. Nada falta. Nada sobra:
Anoche se merendó al Arsenal con un monólogo espectacular por sus jugadas, por sus goles, por su ascendente sobre un equipo rebajado por las bajas, exigido por el calendario, necesitado de una figura como la de Messi. La noche pedía un redentor en tiempos de resurrección y apareció la pulga con un póker de goles.
Este nuevo ejemplo de buen periodismo deportivo se titula "Messi se merienda al Arsenal" y puedes leerla completa pinchando aquí.
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