Hace unos días, entré en una farmacia de la Gran Vía de Bilbao... y entre cajas de medicamentos, papillas de bebé, tratamientos para el cutis y preservativos (ojo, caja de doce más funda de piel, 11'50 euros, ver foto)estaba... él. Él, con su teclado, interpretando una canción de melodía suave. Una especie de hilo musical al natural. Afuera, los niños y los papás, disfrazadísimos -porque en Bilbao el carnaval es un acontecimiento social- gritaban, reían, se hacían fotos... Pero dentro, el músico (me pareció Andy Chango de un primer golpe, pero me acerqué y claro, no era Andy Chango) sosegaba el ánimo de quienes llegábamos al mostrador en busca del ansiado medicamento -pastillas para la garganta, en mi caso- pulsando las teclas con parsimonia, deleitándose en cada nota.
Me pareció una iniciativa original y curiosa. Y por eso te lo cuento.
1 comentario:
muy chulo
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