Puerta del Sol de Madrid, siete de la tarde. Antes de entrar a El Corte Inglés me encuentro con esto que ves: un chiringuito del PP, con un fondo formado por el logo y el lema de campaña, un juego de luces y un pequeño atril donde un chaval con apariencia de moderno de la calle Fuencarral lee un texto sobre las ventajas de votar a Rajoy. Lee fatal, tropieza todo el rato pero atrae la atención de los transeúntes. Una especie de vendedor de ungüentos del Oeste americano versión pepera.
Cuando salgo ya están recogiendo el escenario de quita y pon: tan sencillo como desmontar las luces, plegar los carteles y subirlo todo a un camión. Tienen aún por delante mucho camino por recorrer: muchas otras esquinas donde vender la mercancía. Curiosa iniciativa.
Al fondo, un gran cartel de Rajoy junto al edificio de la Comunidad de Madrid... se queda. Supongo que hasta el 9-M.
1 comentario:
debe ser la tónica habitual. El otro día había una señora predicando en ARguelles, en un escenario similar al que tú describes. La pobre no tenía espectadores, ni siquiera los pperos que estaban con ella atendían al discurso. Muy convencida estaría la mujer de su prédica. Lo hacía también mal, tropezando en la lectura. Casi me dieron ganas de pararme a escucharla, aunque no creo que hubiera aguantado mucho tiempo las consignas que ya me sé de memoria y que me rsultan bastante manipuladoras.
Y en cuanto al cartel de la Puerta dle Sol, es como para no votar a Rajoy sólo de la rabia que da ver esa lona tan enorme metiéndosete por los ojos en una plaza que tendría que estar totalmente despejada por su interés turístico y artístico.
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