jueves, 28 de febrero de 2008

INGRID BETANCOURT: "LA MUERTE ME PARECE UNA OPCIÓN DULCE"

Los medios de comunicación españoles se han ocupado hoy de Ingrid Betancourt, que vive, según todas las informaciones disponibles, una situación límite. De las informaciones escuchadas me quedo con la de Noticias Cuatro, que ha aportado varias cartas enviadas a su marido a través de los rehenes liberados ayer, en las que muestra su profunda desesperanza. Las cartas, escritas desde un lugar de la selva "una mañana lluviosa como mi alma", muestran la desesperanza que se ha apoderado de la ex-candidata a la presidencia de Colombia, secuestrada por las FARC hace seis años. Betancourt dice: "No tengo ganas de nada y creo que esto último es lo único que está bien: no tener ganas de nada". Según los rehenes liberados, sufre de varias enfermedades y es víctima de maltrato por parte de la guerrilla, que la mantiene encadenada.

Su esposo, Juan Carlos Leconte, recuerda en Noticias Cuatro fragmentos de las cartas: "Ponte en paz contigo mismo, ponte en paz conmigo", dice en una. También confiesa estar "cansada de sufrir, de llevarlo por dentro todos los días, de decirme mentiras a mí misma y de ver que cada día es igual al infierno del anterior". Y concluye: "Siento que la vida de mis niños está en stand-by, esperando a que yo salga y su sufrimiento diario hace que la muerte me parezca una opción dulce".

Leconte ha dicho a Noticias Cuatro que confía todavía en el reencuentro y añade que su amor sigue vivo como demuestra una línea de esas cartas, en la que evoca su luna de miel: "Yo te amo como aquella noche estrellada en la Polinesia".

Creo que, por mucho que lo intentemos, no podremos ponernos nunca en la piel del marido de Ingrid Betancourt. En España conocimos en su día secuestros cuya duración nos pareció inhumana... pero el de esta valerosa mujer colombiana multiplica la duración, el dolor de la familia, la inutilidad del cautiverio, las consecuencias futuras para la salud mental y física de la rehén. Porque deseo que sea liberada pronto. Aunque está, dicen, al borde de la muerte.

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