YO ESTUVE EN EL MITIN DE LA CIUDAD UNIVERSITARIA

Un día como hoy de 1982, el PSOE cerraba campaña electoral con un mitin en la antigua explanada de la Ciudad Universitaria de Madrid (junto a Medicina y a la zona deportiva del Paraninfo Norte; hoy es un parque, los universitarios pasan y no saben que allí se reunieron miles de personas esperanzadas por construir un país mejor). Recuerdo que, por megafonía, se escuchaba la canción "Hay que cambiar", y que un gran cartel con el eslogan electoral "Por el cambio" presidía el escenario. Bailamos y coreamos las canciones de Joan Manuel Serrat (cantó "Hoy puede ser un gran día", George Moustaki, Miguel Rios, La Orquesta Platería...) El ambiente era de una euforia contenida, al menos donde yo estaba sentado (en el suelo, claro).
Después intervinieron Enrique Tierno Galván y Joaquín Leguina, que precedieron en el uso de la palabra al candidato a Presidente del Gobierno.
Felipe González Márquez pronunció frases como éstas:
"hay que recuperar la moral de trabajo, arrimar hombro con hombro para sacar adelante la España que la mayoría de nuestro pueblo quiere"

"...queremos una España democrática que nos defienda de los golpistas y de los terroristas, de la Goma-2, de las metralletas y de los que quisieron asaltar Madrid."

"el pasado fue de ellos. El futuro es nuestro, de nuestra voluntad libre y consciente. El futuro es de la mayoría que quiere el cambio. ¡Adelante, a ganar! ¡España y el futuro son nuestros, Adelante. Adelante!"

La memoria es herramienta principal en la literatura, como lo son la imaginación y la palabra. Por eso decidí reproducir la atmósfera de ilusión y esperanza que respiramos en aquel mitin inolvidable en mi novela "Contraseñas íntimas", que se desarrolla entre septiembre de 1980 y diciembre de 1982. Tobías Polo, uno de los protagonistas, asiste al mitin con su novia y sus amigos, y vivirá intensamente también la noche electoral. Como miles de jóvenes progresistas en Madrid.

Felipe González será protagonista de noticias, reportajes y entrevistas durante este fin de semana en que se conmemora el 25 aniversario de la victoria del PSOE. Después del deleznable programa de María Teresa Campos ("El laberinto de la memoria", mezcla de pretensión biográfica y espectáculo, un "cóctel imposible de agua y aceite", en palabras de Margarita Rivière), esperemos que las recuperación de la memoria de aquellos días, sus precedentes y sus consecuencias, se aborde con rigor. Estamos demasiado acostumbrados a que se dé por buena en esta sociedad la peligrosa audacia de los ignorantes.