"¿Gira? ¿Qué gira?", ha respondido con ironía Javier del Pino, corresponsal de la SER en EEUU, cuando le ha preguntado Carles Francino por el viaje de George Bush a Oriente Medio. Es cierto, aún a esta hora los medios norteamericanos analizan los resultados de las primarias de New Hampshire, en las que se ha impuesto Hillary Clinton en el lado demócrata, y John Mc Cain en el republicano. Y es cierto: los estertores de la época Bush interesan poco a los votantes norteamericanos (¿ahora resulta que se le ocurre ir al terreno, para buscar un acuerdo de paz, como el torero pegapases que trata de lucirse a última hora cuando no ha sido capaz de enlazar una tanda en condiciones en toda la faena?. Vamos ya...
Esta vez, parte del voto femenino se ha ido a la ex-primera dama, que ha recuperado el terreno perdido en Iowa. Desde luego, hay partido por jugar.
Factor clave, un puñado de lágrimas que Hillary derramó unas horas antes, durante un acto público. Ese momento emotivo fue captado por las televisiones, y ha impulsado a muchas mujeres, según muchos analistas, a decantar su voto a favor de ella en lugar de a favor de Obama.
Vi la imagen el otro día y, efectivamente, es una indiscutible herramienta de campaña (sean lágrimas reales o forzadas, que hasta ahí no llego). Creo que está en Youtube, pero no me ha dado tiempo a bajarlo. Me voy corriendo a llevar a mi hija a la guardería.
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