Soy de tierra adentro, muy madrileño, digamos, pero me sobrecogen las tragedias en el mar. Será por los reportajes que he encargado o yo mismo he realizado, será por mis amigos gallegos (Manuel Casais describe siempre muy bien qué significa el mar, qué respeto hay que tenerle aunque proporcione sustento cotidiano u ocio fugaz a bordo de una tabla de wind), será porque tengo en mi memoria las tragedias del Mar Egeo (que cubrí para Telemadrid) y por supuesto del Prestige (para Telecinco).
El caso es que me apena mucho la noticia de hoy: un marinero muerto y cuatro desaparecidos en el naufragio del pesquero "Cordero" frente a las costas de A Coruña. Es un arrastrero moderno y bien equipado con base en Ribeira -mi amigo Manu tiene raíces en Ribeira, imagínate-, que naufragó esta madrugada a causa del temporal a treinta millas de la costa, cerca de cabo Prior. Tres tripulantes han sido rescatados por Salvamento Marítimo.
Si el viento está furioso y las olas son gigantes, los marineros se juegan la vida, y a veces no hay nada que hacer frente a semejante fuerza de la naturaleza. "Son accidentes que pasan", dicen hoy en Ribeira. Ellos están acostumbrados. ¿Pensamos nosotros en ello cuando vamos a la pescadería? No. ¡Ah, que el género es de piscifactoría!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario