Leo en EL PAIS la información de Ángeles Espinosa sobre el cierre de la revista Zanan (Mujeres). Parece que la decisión ha pillado por sorpresa a su directora, Shahla Sherkat, que trabajaba con su equipo de redactoras en el próximo número, en cuya portada iba a aparecer Benazir Bhutto.
La revista, fundada por Sherkat en 1992, había logrado eludir la censura a pesar de abordar polémicos temas sociales y políticos. Como recuerda Espinosa, en Irán l@s periodistas pagan con la cárcel sus desafíos al poder. Aun así, Zanan -a quien dediqué unas páginas en la tercera parte de mi libro "Gerda Taro, fotógrafa de guerra. El periodismo como testigo de la historia" ha sacado a la luz los mal llamados crímenes de honor, el comercio sexual y los abusos domésticos. Su atrevimiento y su coraje molestaban en el Ministerio de Cultura y Orientación Islámica, que le ha retirado la licencia para trabajar. Desde que accedió al Gobierno, hace dos años y medio, el presidente Ahmadineyad ha intentado recortar las actividades del movimiento feminista.
El cierre de Zanan es un duro golpe para las mujeres iraníes, que encontraban en esta publicación mensual una plataforma de defensa de sus derechos y uno de los escasos foros en los que compartir sus preocupaciones.
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