"Paquita nos ha recitado con dignidad y energía de superviviente un poema de una mujer desconocida para mí. Hablaba de una época de miedo, hambre y frío. Relata, desde la soledad y la vulnerabilidad de las perdedoras, la lucha que tuvieron que vencer para sobrevivir con sus hijos sobreponiéndose a todas las tristezas..."
Gracias por el comentario. Lo que ha recitado de memoria Paquita ha sido "Las mujers de los rojos":
Quisiera escribir un himno
a un pobre racimo humano
las mujeres de los rojos
que en España nos quedamos,
para las que no hubo escape,
para las que no hubo barco.
Las que nos quedamos solas
con sus hijos en los brazos,
sin más sostén ni más fuerza
que el que daba el estrecharlos
como prendas de un amor
contra nuestros pechos flácidos.
Todos perdimos la guerra,
todos fuimos humillados,
pero para las mujeres
el trance fue aun más amargo.
Largas colas en Porlier
con nuestros pobres capachos.
Caminatas bajo el sol
con los pies semidescalzos.
Caminatas sobre el hielo
tiritando en los harapos.
Largas, duras caminatas
en busca de algún trabajo.
Cansancio y humillación
si lograbas encontrarlo
y si no lo conseguías,
humillación y cansancio.
Por el pan de nuestros hijos,
siempre un combate diario.
¡Esos días siempre solas,
esos días largos, largos,
que fueron semanas, meses,
que fueron tanto, tanto
que, entre dolor y entre lágrimas,
se convirtieron en años!
Nuestros hombres en la cárcel,
nuestros hombres exiliados,
nuestros hombres cada día
cayendo como rebaños
en manos de furia ciega
de matarifes fanáticos.
Y las mujeres seguimos,
a nuestro modo luchando
y esa guerra, sólo nuestra
esa guerra la ganamos.
Los hijos de nuestros hombres
quedaron en nuestras manos
y supimos inculcarles
un culto casi sagrado
por los muertos, los ausentes,
los padres que les faltaron.
Se los pusimos de ejemplo
porque siguieran sus pasos
y logramos convencerles
de que eran buenos y honrados,
aunque en la calle, en la escuela,
les dijeran lo contario.
Éramos pobres mujeres
y supimos elevarnos
sobre el dolor, sobre el miedo,
sobre el hambre y el fracaso
y criamos nuestros hijos
dignos de sus padres, bravos;
serios, dignos, responsables.
Los íbamos cultivando
pilares para un futuro
que aún parecía lejano
y en el que siempre creímos
con los puños apretados.
Quisiera escribir un himno,
grande, estupendo, fantástico,
de pobres mujeres débiles
con heroísmos callados,
de esfuerzos y sufrimientos
que eran el vivir diario
y, que a pesar de ello supieron,
con un esfuerzo titánico
ir manteniendo la llama
de amor al padre lejano,
al padre que estaba preso
o al que habían fusilado.
Yo quisiera a voz en grito
poder entonar un cántico
que dijera todo eso,
que bastante hemos callado.
las mujeres de los rojos
que en España nos quedamos
creemos tener, al menos,
el derecho de contarlo.
Gracias, Eva y Tomás.
6 comentarios:
Gracias a ti, Fernando que, como consecuentemente citas en tu blog:"Ir donde está el silencio. Ésa es la responsabilidad de un periodista: dar voz a quien ha sido olvidado, abandonado y golpeado por el poderoso".
Regresas del silencio y ya estás dando voz. Muchas gracias por tan inolvidables momentos y por dar a conocer el estremecedor poema de Consuelo Ruíz, recitado por su amiga Paquita Martín de San Isidro, como solo una superviviente lo podría hacer.
Un fuerte abrazo.
Hola Fernando, el sabado me hubiera encantado poder saludarte, pero entre reencuentros y la emoción del homenaje, terminó y ya no te ví. Pero igualmente agradecerte que le dieras voz a los olvidados e ir donde esta el silencio, pero silencio que es y será roto por las nuevas generaciones.
Por ellos me quedo sin palabras, pero no sin voz.
Por ellos mantengo viva la llama de la memoria.
Por ellos no me permito el lujo de olvidar.
Un saludo Saiza
Gracias Fernando por tu colaboracion en el acto.
Como hijo (mi padre Josue), como nietos (mis hermanos y yo) y como biznietos (mis hijos) de un fusilado, agradecemos mucho tu presencia y la d e Almudena Grandes, porque gente conocida y admirada como vosotros, haceis posible que nuestras voces tengan mayor resonancia.
Gracias
Gracias Fernando por dar voz y recuerdo a quienes mataron una vez y quisieron matar otra con el olvido.
Por gente como tu, seguimos recordando a todas y todos los que con su esfuerzo, su lucha y en muchos casos su vida, han hecho posible que mi generación pueda vivir de nuevo en libertad.
Gracias por los comentarios, pero aquí quienes tienen todo el mérito y han de tener todo el reconocimiento son los familiares (hijos, nietos, sobrinos-nietos, sobrinos) de los fallecidos. De los desaparecidos.
Se lo merecen todo.
Querido Fernando y queridos compañeros familiares de víctimas del TERROR FRANQUISTA fusilados en las tapias del Cementerio del Este.
Decía Gabriel Celaya en su poema "La poesía es un arma cargada de futuro":
"Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse".
Pues bien, hoy, el heredero del dictador, ha entregado el Premio Cervantes a Juan Gelman, quien en la ceremonia ha recordado los 30.000 muertos de la dictadura argentina. En su discurso, nuestro monarca ha perdido la oportunidad de "mancharse", y se ha perdido en la retórica.
Ni una sola mención a los más de 200.000 muertos y desaparecidos por su restaurador en tiempo de paz entre fusilados y muertos por enfermedad en cárceles, campos de concentración y batallones disciplinarios de presos trabajadores.
Hoy, una vez más, quienes han entregado el Premio Cervantes han obrado como un "lujo cultural", al carecer de valor para unir el dolor español por los muertos por la dictadura franquista con el dolor argentino por los muertos de la suya.
Hoy, una vez más, parecería que sólo en otros países, nunca en España, quedan muertos enterrados en campos o cunetas desconocidos...
Hoy, una vez más, se nos oculta que hay españoles que, rondando los 90 años, se acaban de enterar de cómo, cuando y dónde fusilaron a su padre, hermano, amigo...
Hoy, una vez más, los que han entregado el Premio Cervantes, se sentirán satisfechos y dormirán tranquilos...
Hoy, una vez más, los de siempre se han "lavado las manos".
Un abrazo y os dejo el inolvidable poema de Gabriel Celaya.
LA POESIA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO
Cuando ya nada se espera personalmente exaltante
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,
cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades:
Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.
Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.
Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.
Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quienes somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica, qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.
Tal es mi poesía: Poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.
No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.
Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: Lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra, son actos.
GABRIEL CELAYA ("Poesía urgente")
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