jueves, 10 de abril de 2008

LAS LÁGRIMAS SON AZULES

La épica del fútbol tiene su lado oscuro. Un fallo inexplicable de Abbondanzieri al embolsar un balón y un gol de Toni en el último minuto han eliminado al Getafe de modo absolutamente inmerecido. La última jugada, trágica jugada que ha matado el sueño del Getafe, acariciado durante toda la prórroga, tiene el aroma de esos momentos en los que algo malo va a pasar. La subida de Kahn al remate presagiaba lo peor. Y así ha sido. No vale decir que han caído con honor, que no han perdido la cara a pesar de jugar con diez. Todo lo malo que le puede pasar a un equipo en una eliminatoria, le ha pasado al Getafe. Y aún así, ha estado a punto de pasar a semifinales. Qué amargura.

El disgusto es monumental. El fútbol es un juego, un deporte, y a veces se gana, a veces se pierde. Ya lo sabemos. Pero luego están los partidos que se nos quedan grabados. Iba a ser una gesta histórica. Por dos veces el equipo de Laudrup rozó la gloria. Varias veces hemos saltado de alegría y nos hemos hundido en el sofá, como les ocurría a los entrenadores y al palco del Alfonso Pérez. Pero, en la vida como en el fútbol, los pequeños no tienen con frecuencia la suerte que merecen. La suerte que les hurtan los grandes que no la merecen. Nunca olvidaremos en España, en Madrid, en Getafe, esta derrota.

Las lágrimas son azules, y aún no me explico cómo ha podido pasar.

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