Conocí hace poco a un chaval de diecinueve años cuyos padres se divorciaron cuando él era muy pequeño. Vivió un tiempo con su madre, y cuando ella murió pasó a un centro de acogida. Desde su mayoría de edad residía en casa de un conocido, cuya madre, una generosa mujer, le atendió como si fuera su hijo. Lo suyo no era estudiar, y por eso hace unos meses entró a trabajar en una cadena de hamburgueserías. Parecía que su vida comenzaba a encarrilarse gracias a ese ambiente familiar -lo que nunca tuvo-, a ese empleo -mal pagado, pero empleo a fin de cuentas- y a la aparición de Saray, dos años más joven que él, con quien comenzaba a establecer lazos que iban más allá de la amistad.
Me cuentan que, hoy, Damián está sin empleo -le despidieron, por presunto mal comportamiento- y sin novia -una discusión por una insignificancia dinamitó aquel embrión de amor juvenil-. Damián me preocupa mucho. Me preocupa su cerebro turbio, su voz amarga, su corazón seco. Creo que sería capaz de coger una pistola, liarse a tiros en un centro comercial y suicidarse después.
Robert Hawkins, el joven de 19 años que el miércoles perpetró una masacre al disparar indiscriminadamente en un centro comercial de Nebraska y causar la muerte de ocho personas antes de suicidarse, era un chico depresivo que se sentía como un "pedazo de mierda" y que creía que, matando gente, se iba a hacer "famoso", según el contenido de la carta de tres páginas que dejó como despedida y que ha sido difundida por los medios estadounidenses.
La policía cree que el joven -ex trabajador de un Mc Donalds de donde fue despedido acusado de haber sustraido de la caja el equivalente de once euros- efectuó unos 30 disparos con el rifle, sin que sus víctimas, de entre 24 y 66 años, fueran seleccionadas previamente. Tras el tiroteo, Hawkins fue hallado muerto en la tercera planta del centro comercial, tras suicidarse con la misma arma.
En una misiva que dejó a la mujer con la que vivía, el joven -cuyos padres se separaron cuando tenía tres años y se desentendieron de él- pedía "perdón por todo" lo que había hecho y afirmaba que no quería ser una carga para los demás.
1 comentario:
por desgracia hay muchos robert potenciales en nuestra sociedad devoradora de todo. la gran diferencia es que no tienen un arma a mano.
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