Periodista - Profesional de televisión - Autor de libros - Asesor de comunicación - Conductor de actos institucionales y de empresa - Otras muchas cosas.
domingo, 15 de diciembre de 2013
LA HISTORIA DE LOS 200 EUROS
El 29 de noviembre, me acerqué a un cajero automático de Bankia en Madrid a fin de sacar 200 euros para realizar un pago. Me llamaron por teléfono cuando estaba frente al cajero, mientras atendía a mi interlocutor finalicé la operación, y me marché.
Cuando me disponía a pagar, no llevaba el dinero encima. O no se había efectuado el reintegro (el cajero estaba averiado o se había tragado el dinero antes de que yo lo cogiera) o me lo había dejado en la bandeja.
Fui a otro cajero, saqué otros 200 euros para el pago en efectivo pendiente, y al llegar a casa revisé mi cuenta corriente. Efectivamente, se habían realizado dos pagos por la misma cantidad.
Probablemente me había dejado los 200 euros en el cajero automático. 200 euros perdidos...
... hasta el martes pasado. Recibí una llamada de la sucursal de Bankia en la que estaba ubicado el cajero, en relación con una "incidencia" detectada el mismo día que perdí el dinero. Me preguntaron por las circunstancias en que había realizado la operación, y me indicaron que había una investigación abierta y que me informarían en breve.
Solución del enigma: un ciudadano extranjero había encontrado el dinero en la bandeja del cajero y había acudido a una patrulla de la Policía Municipal para entregarlo.
Los agentes le dijeron que tenía que acompañarles a la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía situada en la calle Leganitos. El ciudadano les acompañó, y el dinero quedó depositado en la sede policial.
Días después, el grupo operativo al que fue asignado el tema fue a la sucursal y habló con el director. Seguidamente, me telefonearon para hacer las comprobaciones oportunas y para finalizar las gestiones.
Me citaron el jueves en la sucursal. "Diga usted que es el cliente de los 200 euros", me dijon una empleada de Bankia; "así le hemos identifricado; no nos ha ocurrido nada igual en la vida". Después, fui a Leganitos, donde un par de funcionarios del CNP, tan sorprendidos como yo por lo que había ocurrido, me hicieron entrega del dinero en un acto administrativo.
Creo que probablemente la mayoría de nosotros no habría devuelto el dinero. Quizá unos pocos (¿personas acomodadas? ¿personas que han sufrido situaciones semejantes? ¿personas con un alto grado de civismo? ¿buenas personas, y punto?) habrían decidido hacer lo mismo que el generoso ¿turista? que se decidió a entregar a la autoridad algo que no era suyo.
También hay que alabar la actitud de los policías municipales. No hicieron otra cosa que cumplir con su trabajo, pero es imposible no pensar en la picaresca de este país. Y por supuesto, la diligencia de los agentes del CNP y de los empleados de Bankia. Los 200 euros extraviados por el despiste de quien suscribe llegaron a su destino gracias a todos ellos.
Que hay buena gente, está claro. Que no es fácil encontrarla, también te lo digo.
Quede aquí constancia del hecho, y mi agradecimiento.
Los 200 euros iban destinados a una buena causa (creo), y da la sensación de que este detalle influyó para que esta historia (que no es un cuento de Navidad) tuviese final feliz.
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1 comentario:
La verdad, querido Fernando, es que te recompensa, más que los 200 €, seguir pensando que hay buena gente poblando la tierra, no todo van a ser políticos y banqueros chorizos...
Un fuerte abrazo
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