Dos noticias consecutivas en un informativo de televisión al mediodía. Décimo aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco. En Ermua, mucha gente firma en un mural que lleva el lema: "nuestra memoria".
Memoria... y presente. En el primer pleno municipal de Lizartza, la alcaldesa Regina Otaola y los concejales del PP tienen que aguantar los insultos de los ¿vecinos? abertzales que les consideran intrusos. No pueden soportar que hayan sido retirados los carteles con las fotos de los terroristas que han permanecido durante años en la fachada del Ayuntamiento, un edificio y un pueblo que consideran propiedad suya en exclusiva. Regina está, casi, tan sola como Miguel Ángel hace diez años.
Me parece lógico que se rinda homenaje al edil asesinado, pero lo normal habría sido que los dirigentes del PP que hoy se han hecho la foto para los medios en Ermua hubieran estado en Lizartza arropando a la alcaldesa frente a los envalentonados cachorros del fascismo abertzale.
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