Plaza de Tirso de Molina de Madrid. Me cruzo con un joven muy muy moderno: peinado desigual (rapado por un lado, rasta por otro), patillas largas, gafas de sol carísimas, bolso inspiración Munich 72, piercing en una oreja, pantalones caídos, calzoncillos al aire... y el CUBO DE RUBIK en las manos.
Llegó a España en los años 80, la época en que ambiento mi novela "Contraseñas íntimas". Veinticinco años después, lo moderno es tratar de resolver el enigma del cubo mágico que nos dio tantos quebraderos de cabeza. Tampoco ha pasado tanto tiempo. Ahora, hay foros en Internet (en Wikipedia y en miles y miles de páginas web puedes encontrar todo lo que quieras saber), hay campeonatos mundiales... e incluso hay un joven español que lo resuelve en ¡18 segundos!. Le escuché en la radio y el tío está empeñadísimo en batir su marca personal. ¿No tendrá suficiente?.
En fin, la leche con el cubito.
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