La "princesa del pueblo" -así subtitulan sus intervenciones en "Sálvame de Luxe" de Telecinco- dice que su vida ha cambiado por completo. Bueno, físicamente sí. Lo que uno lleva dentro no lo remueve el mejor cirujano de la tierra.
Calmada la curiosidad inicial, dejo de ver el programa. A partir de la primera pausa de publicidad, más de lo mismo, seguro: tirar del hilo, marear la perdiz, armar un poco de bronca, mezclarla con lágrimas... en fin, mantener a los espectadores pendientes del show hasta su derrota por KO. Rendidos todos a los pies de la princesa, en la más alta cima de la popularidad a la que puede aspirar alguien como ella (sólo falta Eurovision, pero para eso está Karmele Marchante).
Lo malo del asunto: que la estará viendo todo Dios. Me imagino que, en los restaurantes y las discotecas de toda España, no habrá en este momento mejor acompañamiento para las cenas de Navidad que un pedazo de pantalla con la sintonía de Telecinco.
Mañana, en "La noria", más de lo mismo. Menos mal que hay fútbol.
1 comentario:
Alucinante. ¿Esto ocurre en España? Qué pena de television.
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